Brumeando el Sol,
agiliscosos giroscaban los limazones.
Van herrando por las váparas lejanas, se fruncían.
Galimatazo fuego en los ojos,
dientes y zarpas que desgarran
¡Cuídate del galimatazo hijo!
y del frumioso magnapresa.
Con arrojo empuñó la espada Vorpalina
y la hoja silbó ¡Zis! ¡Zas!
Yace muerto
y con su testa se volvió galompante.
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